Fuerza y honor

Una de mis atletas favoritas (grande como ella sola) ha quedado hoy cuarta en el campeonato de España. Seguro que ni ella misma recuerda el número de medallas de chocolate que acumula. Creo que intuyo lo que está pensando en este preciso momento. Otro atleta por el que siento sincero aprecio está pasando un momento muy delicado. Ha puesto toda la carne en el asador y no consigue los resultados que anhela. Mi hija mayor se recupera de su tercer esguince de tobillo en esta temporada, y la menor sigue luchando por su mínima en el cuatrocientos. Hay otro que está a punto de dejarlo, y otro más que piensa que no merece la pena seguir. Hablamos de Atletismo, así, con mayúscula.

¡Fuerza y honor! Porque tal vez no seas el mejor, ni lo alcances nunca... o sí ;-) Pero si cada mañana, cuando te levantas, afrontas el día dispuesto a entregar lo mejor que llevas dentro... es posible que no logres tu meta, pero tendrás la íntima satisfacción de haber ofrecido tu mejor yo. A nadie se le puede pedir más.

Y cuando dudes, piensa que quien es capaz de calzarse unas zapatillas en el invierno burgalés, correr sobre el barro y la nieve, entrenar cuatro días a la semana... no es un tipo cualquiera, es un Atleta. Y sobran los elogios.

P.S. Creo que es evidente que estas líneas pretenden ser motivadoras. Pensé finalizarlas con un vídeo de Gladiator, pero he pensado que era cargar demasiado las tintas. Sin embargo, no me resisto a citar dos frases de la peli que para mí son dignas de reflexión:

"Tus defectos como hijo son mi fracaso como padre"

"A mi señal, ira y fuego"

Que para un atleta, yo traduciría libremente: Cuando den la salida, vacíate en la pista, piensa en todo el entrenamiento que llevas acumulado, ten fe en ti mismo, y no reserves nada para mañana. Pues eso, ira y fuego.