Hoy ha tocado Valladolid. Lucha por la mínima para el Nacional. La última oportunidad. Y no ha podido ser.
Sin embargo, no existe sensación de derrota. El sabor es amargo, para que negarlo, pero cuando se pone toda la carne en el asador, cuando se lucha noblemente con todo lo que llevas dentro... se puede lograr el objetivo... o no, pero jamás se pierde. Pierden los que no pelean. Es una paradoja que no me voy a extender en explicar.
Como tampoco explicaré la íntima satisfacción que tenemos los padres de atletas cuando les vemos esforzarse por conseguir sus sueños. Estamos seguros de que no nos retirarán, así que nos mueve ningún egoísmo, pero sabemos que cada una de sus carreras, de sus saltos, de sus lanzamientos, les hacen más fuertes, mejores, más humildes.
P.S. También hoy ha corrido un mozetón a quien aprecio sinceramente. Y tampoco consiguió la jodida mínima. Pero ahí sigue. Su padre compite este fin de semana en Donosti-San Sebastián en tres pruebas ¡Con un par! Dando ejemplo de pundonor.
Totalmente de acuerdo contigo. El esfuerzo de superacion ya tiene premio en si mismo, aunque a veces, no traiga consigo la alegria completa. Sin embargo, la insistencia tiene su premio y asi se lo traslado yo a mi hijo siempre. Yo por mi parte intento tan solo ser un ejemplo humilde de ese dogma. Saludos y gracias por tu apoyo y colaboracion. Te debo una y lo sabes jajajjaj.
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