Anteayer se disputó la Milla de Burgos, y allí que me fui con mi cámara. Mis fotos, un desastre total. No hay ninguna que me guste, y eso que normalmente me conformo con muy poquito. Porque yo no voy a las carreras a hacer fotos bonitas, eso ya lo hace la cámara solita. Yo voy en búsqueda de esas imágenes que a mi me estimulan, por puro egoismo. Y el sábado fracasé. Supongo que será como cuando un corredor tropieza y se cae estrepitosamente. Así que habrá que levantarse.
Pensaba no haber subido ninguna foto a la Red, pero este camino tiene mucho de oficio, de probar, de arremangarse. Y esas fotos... son también mis hijas. Por eso, tal vez he elegido ésta, como para recordarme esa instantánea excelente que todavía le debo a María.
Las fotos del naufragio están aquí.
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